Monte Albán se localiza a escasos 10 kilómetros al oeste de la
capital oaxaqueña, sobre un pequeño altiplano en una de las cumbres que
dominan el valle a 400 metros de altura. Sin duda, en su apogeo fue un
lugar propicio para vigilancia militar. Hay que levantarse temprano para
después de desayunar, subir a la montaña (hay transporte público) y
admirar una de las más imponentes zonas arqueológicas del país,
declarada "Patrimonio de la Humanidad" en 1987. En esta montaña crecen
pequeños árboles que, en época de florecimiento, hacen que la cima se
vea blanca, de ahí el nombre de Monte Albán.
La restauración hecha por el Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH) ha devuelto el esplendor a sus construcciones, en
especial a la Gran Plaza, una gran planicie donde puedes girar 360
grados y admirar templos, palacios y juegos de pelota. En la esquina
suroeste se encuentra un templo con las famosas lapidas talladas en
piedra popularmente llamadas “Los danzantes”,
Junto a la entrada de la zona arqueológica se encuentra el museo
de sitio que te orientará sobre los tesoros de Monte Albán. Los
principales hallazgos arqueológicos han sido los más de 170 entierros
que, según los expertos, son personajes de alto rango político o
religioso en la jerarquía zapoteca. Estos descubrimientos han aportado
invaluables datos para entender la organización social y los ritos que
tuvieron nuestros antepasados. No te pierdas el atardecer desde esta
zona. La vista del valle y de la propia ciudad de Oaxaca amerita llevar
tu cámara.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario